top of page
¡ Qué bueno que viniste ! 

Unite a nuestra lista de correo

Así no te perdés ni una actualización

Porqué Nos Cuesta Tanto Desayunar a los Argentinos


El problema no es el desayuno, el problema son las 12 horas previas y además, si querés, las generaciones de hábitos impuestos y sostenidos por necesidad y desconocimiento que continuamos arrastrando por inercia.

Vamos por partes. Es muy difícil despertarse con hambre habiendo comido la noche anterior una de nuestras tradicionales cenas argentinas, seguramente muy tarde y encima habiendo dormido quizás una, dos o tres horas menos de lo que necesitamos porque nos acostamos tarde por devorar una serie, navegar por redes sociales, continuar cumpliendo obligaciones o atendiendo gustos personales aprovechando hasta el último minuto que podamos mantenernos despiertos sin cabecear.

Estos pequeños e inocentes actos hacen que a la mañana nos encontremos con un cuerpo que no descansó lo suficiente y lo último que quiere hacer es agregar más trabajo —léase como trabajo, digerir el desayuno—. Cansado porque se quedó hasta última hora despierto, además tuvo que trabajar horas extra digiriendo la cena y ahora necesita quedarse hasta el último.....minuto.....posible.....durmiendo! ¿Desayunar? El cuerpo decide que requiere mucha energía y vos decís; ni loco tengo tiempo para eso. Bienvenidos al círculo vicioso del no desayuno y como bonus track a la ingesta excesiva de calorías a lo largo del día, baja tolerancia al stress, pérdida de memoria, etc, etc.

Pero como tenemos este maravilloso don de la adaptabilidad, podemos tomar el timón y redirigir nuestra dirección según nuestra elección.

¿Estás preparado para un cambio? ¿Querés que te ayude? Mandame un inbox.

bottom of page